Mi UniCo HeRoE En EsTe LiO



El Indio Solari en Jesús María
12 de abril de 2008 | Jesús María, Córdoba

El Indio Solari, integrante de los Redonditos de Ricota, presentará, el 12 de Abril de 2008, su segundo disco solista, "Porco Rex". El recital tendrá lugar en el Anfiteatro Municipal de Jesús María, localidad ubicada a 50 Km. de Córdoba capital.
Este mito viviente del Rock Nacional volverá a estar acompañado por Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, integrado por los guitarristas Gaspar Benegas y Baltasar Comotto, el bajista Marcelo Torres, los percusionistas Hernán Aramberri y Martín Carrizo y una sección de vientos con Alejo Von Der Pahlen y Ervin Stutz.
La gran duda es… ¿El Indio invitará a Andrés Calamaro a cantar la canción que grabaron juntos en Porco Rex ? Todavía no se confirmó, pero es posible.

EL 12 de Abril los Ricoteros coparan Jesús María !!!

***Letra de Ramas Desnudas
Interprete: Indio Solari
Disco: Porco Rex***


Mientras miro el mal tiempo
que muestra el ventanal
caen las ramas desnudas que
no tiemblan como vos

No fue bueno verte de nuevo
no debió haber pasado nunca
lo que mejor te sale es provocar

Fueron un par de días
volvimos a fingir
que estábamos felices de....
desearnos otra vez

Vos siempre estas enamorada
de lo que intentas destruir
dejas la luz prendida para dormir

No veo muy gracioso
ir perdiendo el humor
es un don doloroso amor
tu sonrisa esta vez

Pelusa muerta en los bolsillos
y 35 mangos sucios
de miedo y de auto encierro loco....

Ho, no...
Ho, no...

Habitante interior.

El pone a secar al sol mis palabras mojadas en llanto y me las devuelve sequitas, relucientes.
Se lleva mis angustias a dormir la siesta y las arropa en silencio, las acuna.
Me adormece el alma.
Duerme entre mis labios y despierta soñando, haciendo huir a los monstruos de mis pesadillas, desenredándome el pelo por las noches con sus dedos imaginarios.
Captura mis mentiras como a pececitos de colores en una red invisible de hilos de oro y las libera luego como verdades absolutas.
Me lee como a un libro inconcluso, recreando finales felices y ciudades fantásticas, donde el es rey y mendigo de mi poblado de ausencia. Lo veo volviendo las páginas hacia atrás, deteniéndose entre líneas para decirlas en voz alta, para saborearlas como a u cigarrillo fumado después de un café dulce, de una cerveza helada.
Inspecciona lugares de mi laberinto a los que no me atrevo a revisar para luego volver a mí y contarme que no es tan grave ni oscuro, que él encendió una vela en cada penumbra, que mientras dormía encendió mi alma.
El sabe de los abrazos verdaderos que son los que se regalan, no los que se piden. Sabe que quiero conocer el sabor de sus lágrimas, saladas como el mar, inmensas como su mirada, sabe que quisiera beberlas de un sorbo antes que rueden, antes que vuelvan sus ojos de verano tibio en nublada noche de invierno.
Conoce de mi más que yo misma, escucha lo que no me atrevo a decir tomándome de las manos, buceando por mi mirada.
Sabe de mis ausencias y llena los espacios vacíos con caramelos de frambuesa, con chupetines con sabor a sus labios ansiosos de mí.
Quiere saber aun más, hurgar entre mis cosas y dormir abrazado a mi almohada, preguntarle mis secretos hasta que confiese.
Porque, no se por que, es fácil que las frases mas profundas de uno se escabullan por la garganta para llegar a sus oídos, para que el las atesore, las desnude de preguntas y certezas y las guarde para siempre.
La mochila de angustias que uno lleva a diario se aliviana, se vuelve de algodones, descansa en un rincón lejano, vacía, sin rencores ni penas.
Conoce de mí las risas que esconden dolor y las lagrimas de alegría. Sabe que las tormentas pueden entristecerme tanto como darme la felicidad completa, dependiendo de quien me proteja de los truenos.
El es quien vuela mariposas,
quien lo pregunta y lo busca todo, quien me mira una y otra vez, deja de observarme un rato solo para volver a mirarme.
Alquiló en mi corazón un lugar donde descansar y acariciarme el alma, no pide garantías no referencias, es el huésped perfecto para cada uno de mis sentidos, el habitante nocturno que ya no quiero que se vaya.
Tengo todavía mil cosas para contarle,
frases sueltas de colores y blanco y negro. Tengo las manos llenas de cosas para mostrarte, se me escapan entre los dedos y caen, caen justo a sus pies, porque estoy a sus pies, rodeando su cuerpo con una desesperación que nos ahoga a ambos. Sus palabras que me hacen el amor de la manera mas dulce, hasta morir de rodillas, hasta creerle el mundo, con sus paisajes y su pobreza mas temible, cada habitante formando parte de nuestros cuerpos que se desconocen, que gritan la necesidad de conocerse, de saberse piezas vivientes que encajan por completo.
Quiero silencio,
silencio para pensarlo, para recrearlo y dejarlo enseñarme que es real, que hay cosas tan inevitables como respirar.
Y al final es verdad, al lado suyo soy como su compañera del jardín de infantes, juego y le hago trampa de mil maneras posibles, tenemos un arenero inmenso, donde revolcamos a las tristezas y las remontamos como a barriletes que dejamos escapar de nuestras manos, para que vuelen lejos, imposibles de regresar.
Presencia que me desvela, que me atormenta, que me deja la boca seca y sin palabras.
Él es mi presencia perpetua, mis ganas de amar.

Mis deseos de hoy.



Mariposita

VeO veO... ¿Que VeS?

Y te veo,

Tu cuerpo reposando sobre el sillón del living,
Tus piernas cayendo desinteresadamente,
Así, como si los espacios fueran parte misma de un todo que te rodea, que te cobija.

Y te veo,
te miro incansablemente, observo tu pasiva manera de mover las manos, manos de dedos finos y pausados. Podría pasar horas descubriendo cada uno de tus movimientos. Esa forma de llenar de paz el entorno.

Tu espalda descansa placidamente como apoyada en algodones, tus ojos, con el color del café con leche, me obligan a pensarte desde la hora del desayuno.
Silenciosamente me recuesto sobre el suelo, rozándote, y envuelvo mis piernas entre las tuyas que increíblemente encajan como piezas de un rompecabezas.
Tus ojos buscan mi mirada y en silencio yo busco esas cosas que quisiera conocer de vos. Me miras y se detiene el tiempo, los relojes desaparecen misteriosamente y con cautela mis labios se acercan a los tuyos.

No te amo,
pero amo esa postura frente a la vida que te pertenece, la manera de formar parte de la nada, la búsqueda de un lugar en donde pueda renacer el deseo de vivir, las ganas de pisar caminos con paso firme, con mirada clara, con vuelos eternos.

No te amo,
pero amo la esencia que desparramas al hablar, tus palabras como túneles, tus miedos conformando un jardín que desea agua fresca y no turbia agua de años grises.

No te amo,
pero amo que tus manos tibias me rocen, que el silencio resplandezca como una suave música mientras nos observamos sin prisa, sin preguntas, sin respuestas.
Amo la libertad que te aprisiona, el desconcierto ante el mañana, la brújula invisible que te lleva y te trae, que te pierde y te encuentra, que te desafía día tras día.
Y voy a dejar el recuerdo de esta imagen plasmada en un rincón de mi alma.
La imagen de tu figura recostada sin prisa, la de esa oscuridad que nos une de alguna extraña forma, la sensación de que es temor a la vida lo que te amiga con la muerte.
Y quizás vuelva a verte,
y a lo mejor el color de tus ojos se parezca a los miles de secretos que guarda la luna y entonces te piense también cuando llegue la noche y me meta entre las sábanas dispuesta a soñar.


***Mariposita***

MeLaNcoLía



Artemisa regala palabras casi todos los días...
Deja asentados allí sus pensamientos como papelitos arrojados al viento.
Artemisa desea muchas veces ser un gran ave con alas de colores,
y las dibuja,
y se dibuja...
se dibuja sonriente,
y quisiera volar lejos, con esas grandes alas que ella sueña tener,
y cuando se mira no se reconoce,
el espejo es tan resplandeciente...

Amanece,
afuera llueve,
finito caen las gotas sobre el vidrio de mi ventana.
Gris me mira el cielo,
inundando mi mirada con gotas negras de olvido.
Pasó la noche,
la luna pálida me observó desde lo alto minuto tras minuto,
a lo mejor con desenfado, quizá con pena.
Ay de las noches que pasan clavando segundos como puñales!
dejando caer minutos a lo largo del sendero interminable de los días.
Ay de mi vida que se parece al vacío, que sangra por dentro, que ríe a medias.
Luego, comenzó a poblarse el cielo de nubes
no sé porque la soledad se volvió pura desolación
y se poblaron de lágrimas mis mejillas
y ya no era tristeza sino honda angustia
y mi luna se perdía, como también mi alma.

Desde mi balcón las sombras de un próximo día dibujan figuras fantasmales,
burlescas imágenes que parecen bailar al son del viento,
al ritmo de esta llovizna invernal.

Y yo,
arrodillada frente a los vidrios cerrados, me abrazo a mis piernas cruzadas.

Ella salta a la soga con un cordel invisible, sonríe y sus manos rozan el cielo azul...
“Ojalá tuviera las piernas mas largas”
Piensa una y otra vez.
Llegaría hasta las estrellas, se abrazaría a alguna de ellas para bajársela a cualquiera que tuviese el alma triste, a quien quisiera tener un pequeño resplandor en su vida, hasta que claro, muera la estrella y solo deje destellos plateados.
Artemisa guarda entre sus papeles duendes traviesos que la observan dormir por las noches; ellos acarician su cabello negro azabache y vuelcan sobre su frente sueños repletos de hadas y verano.

Hoy la melancolía vino a tomar el té conmigo
se quedó sentada, pensativa a mi lado
y su silencio de caricias ausentes no hizo mas que hacerme llorar...

Ella escribe tantas cosas que sus pensamientos quedan asombrados,
confundidos...
Si hasta siente que un día aquellos mismos pensamientos suyos pueden tomar vida y dejarla sola! Huir despavoridos de tantas añoranzas, vaciar su mente de la noche a la mañana, por eso, cuando este miedo la visita, Artemisa prefiere no dormir.

Tengo frío en el corazón,
llueve y quisiera dormir hasta mañana entre tus brazos,
en cualquier abrazo que me dé calor,
que vele por mis sueños,
que sepa de mi lo que le gustaría saber,
que no esconda sus miedos,
que cuide los míos,
que me cuente a que jugaba cuando era chico,
que ponga sus angustias a mis pies para convertirlas en papelitos de colores,
que vuelen lejos, a través de las gotitas de lluvia que oímos caer.

Tengo sueño y no puedo dormir,
ni lo intento por las dudas.
Porque afuera llueve y no le pedí a nadie que me acompañe,
porque mi bronca se parece a esos ojos, a los que me siguen de vez en vez,
esos que no saben nada del porque de mi llanto
si llueve y estoy sola.

Voy a decirte lo que siento y voy a dejar que se empañe mi alma por un rato,
voy a desnudar mis pensamientos para mi,
para apagar las luces y meterme entre las sabanas,
para escuchar las gotas caer en silencio,
sin reproches ni reclamos,
con mi miedo a la oscuridad, sin simular,
sin racionalizar el temor…

La desconfianza se recostó a mi lado y me mira alerta,
me mira y te mira…

Cuando Artemisa era chiquita le encantaba jugar con los charcos de lluvia que se amontonaban en la puerta de su casa, lucía unas botas celestes de plástico que le llegaban hasta las rodillas y se creía parte de la tormenta, alzaba los brazos y brincaba imitando el sonido de los truenos. Ahora Artemisa sigue jugando de la misma manera, pero sólo cuando nadie la ve…

Y otra noche mas que intenta dormir, pero las palabras se arrodillan en su garganta rogando salir…

Quisiera llegar hasta vos y arrodillarme ante tu alma mientras duermas, escuchar como tu corazón, acompasado, se pierde entre aquellos sueños que algunas veces me contabas, sueños de algodón y de lunas apasionadas, sueños que murieron, que renunciaron a mí una tarde de sol radiante.
Quisiera caminar detrás tuyo como una sombra, sin que me notes, ser el último vestigio de mi alma que se desvanece noche tras noche.
Te di mis miedos y los convertiste en hojitas de otoño que se juntan en el patio de mi casa.
Te di mis manos y hoy se vacían de esperas.

La otra noche Artemisa deseó volver a verlo. Esa madrugada lo lloró nuevamente…

¿Me ves?
Ando descalza caminando por tus pensamientos…
Espiando toso eso que no dirías,
y con cada una de tus palabras formo paisajes…
Y por esos mismos paisajes caminamos en silencio,
mirándonos de vez en cuando,
escuchando la eternidad.

Una mañana luminosa de diciembre Artemisa no vio más que gris y sonrió, amaba los días grises.

Y ver como las nubes gordas pasean desafiantes por toda la inmensidad del cielo,
Caminar sintiendo el perfume de la tierra bajo mis pies…
Pensar en él, en su mirada profunda, en la forma de desnudarme con sus ojos oscuros, pero que para mí son claros como el día.
Y sólo en su océano de desconcierto viviría para siempre,
Y no quiero que me ames, quiero que me des amor,
No quiero que me necesites, quiero que me desees,
Que me prepares el café con leche alguna mañana
Que me preguntes si tengo hambre para alimentarme con tus besos
Para volverme un campo verde y siembres en él lo que se te ocurra
Y florecería y daría frutos y te los regalaría todos a vos,
Te mostraría como en una película cada una de mis frustraciones
Sin temor al rechazo,
Para después dejar la cinta en blanco
Para tener un pasado de colores y un futuro con tu nombre
Solo con tu nombre…


Tu nombre y tu lejanía.


A lo mejor mañana Artemisa siga escribiendo palabras llenas de magia...


MariPoSiTa

QuiSieRa HoY




Soy todavía piezas desparramadas de un rompecabezas desdibujado.

El proyecto de un futuro apacible.

El temor a la rutina asfixiante.

Las ganas de dejar de ser.

Mi vida se parece a una lluvia de papelitos de caramelos ácidos y cada envoltorio lleva consigo algún rostro lejano.
Siento que mi corazón es parecido a un hotel en donde en cada habitación vive alguien que decidió quedarse en mí.
Miles de ánimas.
Hoy quisiera estar menos habitada por almas, ser liviana para que el viento me lleve hacia donde mas le guste. Tener mis alitas de mariposa desplegadas y relucientes, ser parte de algún paisaje desierto, desolado y desconocido.
Hoy quisiera ser menos visible, caminar a tu lado y ser tus pasos, tu camino, una brisa de primavera que te acaricia la cara, hojita de otoño que cae entre tus manos y guardas dentro de tu libro favorito.
Hoy soy un poco mas desconfiada pero igual de creyente.
Creo en la ceremonia del silencio entre dos seres que dialogan con la mirada.
Creo en las caricias que no prometen nada pero que lo entregan todo, en un rato, unas horas.
Creo en los besos cuando no se piden, en los abrazos que queman, que aceleran la respiración y dejan a uno sumido en lo incierto.
Creo en las palabras que nunca dijiste ni vas a decir, pero quisieras hacerlo.
Creo que nada vale si no dejo de caer cada día un poco más...
Soy Mariposa Pontiac